La educación tradicional es a menudo es considerada como una forma aburrida de aprender, pareciera que se asiste a la escuela más por una obligación que por una fiel convicción a aprender y descubrir el mundo que le rodea. En medio de una contingencia sanitaria el mundo ha evolucionado y construido nuevos paradigmas educativos ¿será esta revolución la alternativa que permita dar un nuevo enfoque a la educación? En este ensayo exploraremos las alternativas y complicaciones que nos ha enseñado la educación en línea durante el paso por la pandemia del virus Sars-cov-2.
Para ilustrar la problemática de la educación será necesario contextualizar el tipo de generaciones que construyen el paradigma educativo. La edad promedio de los profesores en México según datos del INEGI (2021) ronda sobre los 40 años, es decir; pertenecen a la generación de migrantes digitales, término que refiere a las personas que nacieron después del auge tecnológico de las aplicaciones y sistemas vinculados con el internet. Más allá de esto, cada 100 maestros que se desempeñan dentro de la educación básica, 51 lo hacen en el nivel de primaria. En contraste, tomando en cuenta que los estudiantes de nivel primaria pertenecen actualmente a una generación nativa digital, los profesores a su alcance viven una terrible desactualización en función de habilidades tecnológicas. Los programas actuales en el sistema educativo por su parte proponían alternativas de uso de tecnologías en el aula, sin embargo, la tendencia tecnología implementada se limitaba a prácticas específicas en aulas de medios o computación, motivo por el cual el docente se actualizaba lentamente en materia de tecnología.
El contexto educativo dio un giro de 360 grados, mientras que en las clases presenciales el internet no era un recurso indispensable, para las clases en línea o hibridas es una necesidad. Mantener la calidad educativa ya no era una prioridad puesto que la principal preocupación de los docentes ahora era la adaptación a tan abrupto cambio en la metodología de la enseñanza online. Los tiempos de planeación, por otro lado, se volvieron abrumadores, debido a la necesidad de un aprendizaje rápido en el uso de plataformas digitales y herramientas de gamificación y gestión de contenidos. Con esto quisiera subrayar el hecho de que no se optó por entender a la metodología ya propuesta para gestión de aprendizajes en línea como el aula invertida; en la opinión de muchos colegas su principal motivo de alarma era adaptar sus tradicionales métodos de enseñanza a plataformas que les eran solicitadas o requeridas por sus supervisores, ante la alarma de una suspensión total de clases presenciales. Sin mencionar que era su responsabilidad también atender el aprendizaje de alumnos que no tenían en su momento internet y otros tantos ni siquiera tenían los recursos para obtenerlo.
En contraste a las estrategias empleadas en México, podemos observar países como Canadá que ante la problemática del cierre de escuelas decidieron no cancelar clases en niveles de primaria hasta 3 año y tomar exigentes medidas de salud en las aulas, buscando con ello no afectar el desempeño académico ante el cambio generacional de uso de tecnologías. Es decir, podríamos culpar al sistema económico por la falta de acceso a la tecnología de un país, sin embargo, el hecho de que un país como Canadá en donde los colegios en su totalidad tienen internet, hace pensar que el problema principal radica en la desactualización de los profesores. En esta serie de ideas lo que debió ser como la educación del futuro, innovadora y digital tuvo su debut con complicaciones importantes en su praxis para su implementación masiva.
La alternativa mostrada ante un panorama desconocido para muchos profesores fue la implementación lenta de programas MOOCS que permitían llegar a muchos alumnos de una forma accesible y económica. Con el avance de la pandemia los maestros fueron asimilando los conceptos de las metodologías en línea y pudieron disfrutar de las bondades de una conexión asincrónica bajo el esquema de aula invertida, dando como resultado maestros actualizados con un conocimiento para entender de proceso de enseñanza online.
Después de un año de clases en línea, el aprendizaje no fue del todo favorable, la metodología de aula invertida demanda una exigencia autónoma que es difícil de encontrar en grupos con alumnos de entre 7 y 12 años, lo que implica que los padres se involucren en la interiorización de los contenidos previos a la sesión que tiene el maestro. Este hecho en particular generó un rechazo en familias en donde ambos padres trabajan, obligándolos a cambiar su estilo de vida, motivo que solucionaron invirtiendo en tutores o facilitadores en casa o simplemente aceptando el rezago generado por la praxis metodológica ante la carencia de independencia y madurez para la implementación del aula invertida.
Finalmente, he podido observar y compartir hoy en este ensayo cómo en niveles donde la independencia y la madurez intelectual han sido desarrolladas. Refriéndome tácitamente a niveles de preparatoria y universidad, algunos estudiantes han aceptado e incluso preferido el sistema de aula invertida o de virtualización de clases a través de plataformas de videoconferencias.
Es de mi sentir que el aprendizaje mostrado ante la aceleración y urgencia por cubrir la educación en tiempos de contingencia pandémica ha dejado como resultado una vertiente entre dos generaciones distintas: la que está lista para afrontar y contribuir al paradigma en línea y la tradicional que está en vías de extinción dado el hecho de que las nuevas generaciones de profesores ahora llevan en su memoria histórica el paso por una migración total de la educación a sistemas abiertos asincrónicos y que los profesores tiene ahora un entendimiento más exacto de cómo es generado el aprendizaje en una metodología en línea. Esta nueva concepción del mundo nos muestra bondades económicas que serán difíciles de rechazar, como lo es estudiar en universidades de reconocimiento internacional sin la necesidad de estar el país, así como acceso a una serie de programas que atienden a necesidades globales e internacionales o ideas de bilingüismo a temprana edad al inscribir a alumnos de preescolar en otros países.